Gustavo tardó algunos años para decidirse a tratar sus problemas desde otra perspectiva. Fue entonces que agobiado por sus cuestiones económicas comenzó a hacer análisis. El terapeuta enseguida le aclaró.
--Relájese Gustavo, vea, ayer justamente hablaba con una persona que tiene una carpintería y estaba preocupada por no poder pagar el salario a su empleado. Le aconsejé que se olvidara y ahora se siente mucho mejor.--
Gustavo respiró profundo y respondió.
-- Lo sé, yo soy su empleado.--
--Relájese Gustavo, vea, ayer justamente hablaba con una persona que tiene una carpintería y estaba preocupada por no poder pagar el salario a su empleado. Le aconsejé que se olvidara y ahora se siente mucho mejor.--
Gustavo respiró profundo y respondió.
-- Lo sé, yo soy su empleado.--
Te voy a comentar con una frase que no es mía pero es tan cierta que no encuentro nada mejor que decir.
ResponderBorrarNo hay prácticamente acción del ser humano, que no traiga efectos colaterales, en perjuicio de unos y ganancia de otros. (Alberto.M)
Es triste, pero cierto.
Y puedo hablar con conocimiento de causa.
beso,
glupsss, es como para reflexionar! un besooo :)
ResponderBorrarMenuda ironía, ¿no?. La sociedad es un tipo de organismo cuyas partes o unidades integrantes dependen en extremo las unas de las otras. Si una parte se ve perjudicada de algún modo, tarde o temprano, con toda probabilidad, las demás compartirán ese perjuicio, sea de la manera que sea.
ResponderBorrarMe gustó tu entrada. Besos.
Decisiones que a veces cuenta tomar se suman a grandes paradojas de la vida.
ResponderBorrarSaludos
gluuups, que momentazo para quedarse calladito.
ResponderBorrarComo era aquello que la vida se ve del color del cristal con que se mira?...
Saludos
Mar (.. desde la roca que me cobija)