---Llevo cinco años en Alicante y no pasa un solo día en que no recuerde mi vida en Buenos Aires, la familia, los amigos, el barrio… ésta soledad tiene un precio altísimo y no la puedo pagar con el cuerpo—me dijo Dani desde una voz perdida en el teléfono.
--- no te olvides que alguna vez elegiste eso--- le contesté.
--- no me olvido que lo elegí centrado en las expectativas de un sueño. Cuando llega el sueño, la realidad es otra a la imaginada.---
--- Así es amigo…. Así es… vení cuando quieras y acordate que no estás volviendo a lo que dejaste alguna vez---
Sobre la soledad y los sueños, que mal enseñado estoy. Estar solo es estar con uno mismo. Que difícil es aprovecharlo. Se está solo en cualquier momento y en cualquier lugar. A veces se esta solo por efecto y otras por defecto, y hasta se está solo con alguien al lado y también se siente al otro solo. Son insoportables las soledades no deseadas. Ver a través del único cristal con el que se dispone. Lo primero que se viene a la mano son las memorias, las viejas y las recientes, y no hay en eso verdades que valgan. Aquellas incidencias de otras personas buenas o malas, cercanas o lejanas. La memoria dispara en la frecuencia exacta. Sobre vidas pasadas, sobre el mismo cuero que no olvida. Entonces, hay besos que pueden al olvido. Hay marcas que enriquecen y otras que lastiman. Todos esos años de gente se mezclan en la licuadora de pensamientos. Sintetizan una forma de vivir. La soledad se asocia a la melancolía, al desapego, a la locura, a la tormenta de ideas, a la reflexión, a los sueños de encontrar lo que uno necesita, a la vida misma. Así es que se esta soñando en soledad siempre solo. Se comparte el sueño, no la soledad. El sueño cuando se cumple asusta, y es primo cercano de la soledad. Sale del canal en el que estaba y se vuelve real. Se sueña lo que vendrá con el vestido perfecto para la ocasión, pero aparece y desnuda lo que realmente es. Se trata de campos diferentes. La realidad y el sueño. Se vive buscando anticipar al cambio de ideal al real, se pierde desde el vestuario del sueño por goleada. Anticiparse suele ser conjeturar, y trae consigo inevitablemente expectativas y sugestiones. Entonces, La sorpresa es como un capítulo aparte. La soledad puede ser asombro del aprendizaje. Los pensamientos suelen ser muros durante la soledad no elegida. Cuando se elige estar solo, la montaña llega a mahoma y reposa en el pie. Se mira se disfruta y hasta se trabaja. A veces cuando salgo de la soledad, elijo estar con alguien que entienda que existe ese espacio reservado, indomable, la piedra filosofal, el escondite. Lo difícil es hallar a quien elija sus soledades, pero que no se haya acostumbrado a eso. Miro al mundo girar alrededor de sueños y soledades. Vienen y se enquistan, a veces sin pedirlo, con determinación abrumadora en el día y la noche. Si se elije, vale. Si se encuentra, no. Mal se pagan amores por soledades. No cotizan en la bolsa de los valores. No se debería temer a la página en blanco. En apariencias vacía de nada o de sabor a nada, pero no sabemos que realmente a algo sabe. Claro, las cuestiones cambian. Las perspectivas de lo que sucede también. Las personas se encuentran para no estar solas. Mundo de comunicación incomunicado junta a la gente. Une soledades. Con frecuencia, mi mirada me condiciona a entender otras miradas solitarias. Cuando el destino viene está en uno adecuarlo. Soledades y sueños. Como todo crea costumbre, y eso a su vez comodidad, uno cree que está mejor solo que mal acompañado. Es falso. Se elije estar solo, para conectar con los chips internos, los sueños y la reivindicación del valor por la vida. Al menos así me lo ha demostrado vivirla.
Soledades y sueños de una noche rara de Buenos Aires. Escribo desde la construcción de la soledad elegida y del sueño para compartir.