A la mañana siguiente sintió el aire fresco y húmedo de la ciudad en la pesadumbre de sus ojeras. Mientras desayunaba unos mates sin hacer mucho barullo revisó un diario del día anterior buscando trabajo. La cuestión era conseguir algo urgente y más o menos honorable. Había cerca de ahí, una inmobiliaria pidiendo una recepcionista. Le pareció aceptable, a sabiendas de que dispondría de algún tiempo para hacer sus muñecos de lana que le demandaban mucho tiempo en la confección. Sus manos tenían el oficio del artesano que trabaja y emprende y sus ideas armaban muñecos de fantasías francamente increíbles. Así que, con decisión y buena vibra fue a la entrevista de la inmobiliaria. Había tres personas aguardando y el entrevistador era el dueño. El vaho reinante y el aroma a tabaco fue el impacto de la presentación. Un hombre abrió la puerta, fumador de pipa y obeso, con sus manos brillantes de anillos de oro y cadena gruesa haciéndole juego. Vestía una camisa prolijamente planchada de color rojo y tenia el pelo largo y atado de colita. Cacho, como se lo conocía, era realmente un personaje del negocio y de la noche. Al minuto quedó sorprendido por Sofía, y en cuestión de segundos luego de mirarla de forma examinadora, despachó a las otras postulantes sin siquiera hablar una palabra con ellas.
---Mirá, no me interesa mucho si sabés o no de ésto. Lo único que veo en vos es que tenés ganas de aprender, y eso para mí es suficiente---dijo Cacho como si fuera un gurú y agregó…
---Por algo soy el rey de los negocios. Reconozco perfectamente un diamante cuando lo veo---
Sofía no había dicho ni su nombre y se encontraba llenando un legajo de ingreso observando la cara larga de sus dos compañeros de trabajo que corrían al ritmo de Cacho. No podía dejar de resultarle mas extraño el asunto. Ya había encontrado trabajo y ni siquiera sabía cuanto tiempo iba a estar ahí, cuanto ganaría en dinero, cuales eran sus tareas, ni como debía vestirse para asistir a la inmobiliaria. Cacho no se desprendía de la sanguijuela que le representaba el diminuto celular en su oreja. Sofía no se animó a interrumpirle la conversación con diferentes clientes, ya que ningún empleado lo cortaba. Y de mirar se aprendía rápido. La escena en la inmobiliaria se repetía constantemente. Nadie entraba al lugar. Era un sitio viejo y olvidado, con muebles monocromáticos y fuera de moda. La radio sonaba de fondo y los muchachos se reían de los comentarios del locutor. No había música, en la radio solo noticias y opinión. Llegó el mediodía sin pausa y se hablaron para tomarse el horario de almuerzo. Sofía sentía la chatura del lugar. Le daba pánico encontrarse en unos años al lado de Cacho. Pero a la vez le pareció que todo era muy natural. Ella era un verdadero lingote de oro en un lodazal de puercos. No podía dejar de sobresalir. Cacho la observaba fijamente, como hasta deseoso de tenerla. Sofía empezó a escribir de la nada y así se fue en horas su primer cuento corto.
(paraje del color primario)
Alguien me contó que los secretos al ser contados dejan de serlo. Se transforman y se incorporan al que los lee, los escucha, los comparte y hace así, menos solitario su recorrido.
lunes, 31 de octubre de 2011
jueves, 27 de octubre de 2011
Clarita
Clarita tomaba baños de luna y solía encremarse el cuerpo con una de aloe, algas y coco. Una combinación que la delataba a dos kilómetros de distancia. Pensaba que ese perfume erotizaba a los hombres, quienes en realidad se acercaban más por sus curvas que por otra cosa. Lucas estaba hechizado. Nadie entendía el porqué de su enganche. Pero él, hasta había hecho cálculos ergonométricos y algorítmicos para demostrarlo. Algo propio del que ama y lo justifica. Clarita decidió el encuentro. Un lugar en la costa que se llamaba “trentis” y que era de un músico de los soda. Tenía onda el lugar. Siempre lleno de turistas que disfrutaban de las vistas y de el habitué paquete de Bari. A consecuencia de la fragancia de Clarita, alrededor suyo no se sentó nadie. Es que el hedor era intenso y la paciencia no se resistía por las narinas. Lucas se dejaba llevar por esa fragancia. Le encantaba. Así, el también tenía lo suyo. Le escapaba a la ducha luego de entrenar y no era amigo del shampoo y del jabón. Llevaba consigo un olor a vestuario bien definido. Cuestión que a ella le gustaba. Lo hallaba interesante y varonil. La ecuación de la atracción estaba dada. Estaba dicho que eso se pagaría con sexo inmediato. Casi sin hablar y luego de pedirle un par de chop a la moza, sin beber un sorbo siquiera, se avalanzaron uno sobre otro haciendo como epicentro del chupón la mesita de madera artesanal. Cayeron al piso el servilletero, unos manies en platito, y unas papitas fritas de copetín, llamando la atención aún más de los visitantes. Asombrados , comenzaron un tímido aplauso que terminó en ovación. No se sabía bien si porque se habían animado o porque se iban. De hecho, salieron casi corriendo del lugar. El billete de la cuenta voló del bolsillo a la barra sin escalas, y en primeros segundos se besaron por todos los años pasados de flirteo. Tal calentura enrojeció a la luna llena.
De aquel estado catatónico no se zafaron más. Ese chicle caliente que no se puede despegar cuando se pega, y así recorrían las calles del pueblo venido a ciudad que era Bariloche. Bajo el simple rojo de sus mejillas que contaban todo lo que les había sucedido.
(paraje del Color Primario)
De aquel estado catatónico no se zafaron más. Ese chicle caliente que no se puede despegar cuando se pega, y así recorrían las calles del pueblo venido a ciudad que era Bariloche. Bajo el simple rojo de sus mejillas que contaban todo lo que les había sucedido.
(paraje del Color Primario)
sábado, 22 de octubre de 2011
S
“A lo largo de nuestras vidas nos mantenemos
en silencio acerca de quienes somos,
acerca del que sólo nosotros conocemos
y no podemos revelar a nadie.
Pero sabemos que aquello sobre lo que callamos
es la verdad.
Somos lo que callamos.”
Sándor Márai.
E_te andar náufrago de aliento
E_ta piel que revela el pa_o de tu_ mano_
E_te de_tino de eleccione_ honda_
E_ta prome_a de mí mi_mo
E_te de_armar_e en el pa_o del tiempo
E_ta_ cana_ que _entencian _oledade_
E_ta máquina que no tiene _
Y ni _iquiera me anima a repararla.
E_ algo que también he perdido por ahí.
en silencio acerca de quienes somos,
acerca del que sólo nosotros conocemos
y no podemos revelar a nadie.
Pero sabemos que aquello sobre lo que callamos
es la verdad.
Somos lo que callamos.”
Sándor Márai.
E_te andar náufrago de aliento
E_ta piel que revela el pa_o de tu_ mano_
E_te de_tino de eleccione_ honda_
E_ta prome_a de mí mi_mo
E_te de_armar_e en el pa_o del tiempo
E_ta_ cana_ que _entencian _oledade_
E_ta máquina que no tiene _
Y ni _iquiera me anima a repararla.
E_ algo que también he perdido por ahí.
miércoles, 19 de octubre de 2011
gastronómicas
La gastronomía no es como cualquier otra actividad. Uno como comensal se expone a los criterios y humores de las personas que le cocinan y sirven. Eso crea un sometimiento casi mayúsculo a los empleados. Se sabe que son personas de poca tolerancia al reclamo y como consecuencia de ese acto se cobran venganza fácilmente. Me atrevo a decir que en un restaurant casi siempre estamos entregados al devenir. Tal es el caso de Marquitos. A quien no me animo a etiquetarlo de algún modo. Fue mozo, adicionista y cocinero. Cuando mozo desarrolló actividades difíciles de definir por su cuantía en maldad adolescente. Creador del fernet batido, situación que incomodó al dueño al batir un fernet-cola y bañarse luego de abrir la coctelera, era conocido como el intocable por sus revanchas sicilianas. Nadie se metía con él. Cuentan que había un muchacho que pretendía a su prima. Se ganaba el pan vistiéndose de Winny the pooh en el trencito de la alegría. El transporte, que recorría la ciudad con turistas, paraba cerca del restaurant. En verano, debajo del disfraz la sensación térmica rondaba los 45 grados centígrados. El muchacho estaba ensopado dentro de la trampa de peluche. Frecuentemente, entraba a usar el baño, a pedir agua o a pedir algo para picar entre vueltita y vueltita. Marquitos, al enterarse del affaire del pretendiente con su prima, no tardó en generarle trastornos. Le ponía la cabeza en la mitad de la calle cuando se la sacaba para entrar al baño o le pisaba la cola de su traje cuando corría a usarlo. Un día, le ofreció vodka en vez de agua y otro le sirvió en un vaso, agua, sal y hielo cuando moría de sed. Pero la máxima fue cuando el joven le pidió comida y Marquitos le empanó un trapo rejilla en forma de milanesa, lo cocinó y se lo dió. Había que ver como ese santo no protestaba y estiraba la rejilla para poder comerla. Marquitos era músico de una banda de rock pesado. No le gustaban sus tareas y menos un pretendiente para su prima con el aspecto del mítico osito de Disney. Detestaba su rutina. Estaba un poco peleado con la vida. La necesidad lo había llevado a ese lugar. Como nos sucede a muchos de nosotros tantas veces. Recuerdo alguna vez haber escuchado una frase célebre suya acerca de la problemática del barilochense.
---Acá hay dos tipos de personas. A las que le chupa un huevo todo y a las que realmente les chupa un huevo todo--- solía decir mientras se liquidaba relamiéndose su sexto porrón de cervecita negra.
Creo que esa frase puede extenderse a muchos sitios del planeta. O bien, si hilvano más fino, al planeta mismo.
---Acá hay dos tipos de personas. A las que le chupa un huevo todo y a las que realmente les chupa un huevo todo--- solía decir mientras se liquidaba relamiéndose su sexto porrón de cervecita negra.
Creo que esa frase puede extenderse a muchos sitios del planeta. O bien, si hilvano más fino, al planeta mismo.
domingo, 16 de octubre de 2011
cierto
Habrá más jorobados que camellos
Habrá más espejismos que oasis
Habrá más frutas amargas que dátiles
Habrá más intolerancia que semejanzas
Habrá más sequedad y más sombras
Habrá más arena en el paladar por no decir
Habrá cierto desierto incierto
Habrá también una caravana de ilusiones
En ese sinfín de caras raras
habrá alguien que sonreirá al mirar
todo el destino del mar.
Habrá más espejismos que oasis
Habrá más frutas amargas que dátiles
Habrá más intolerancia que semejanzas
Habrá más sequedad y más sombras
Habrá más arena en el paladar por no decir
Habrá cierto desierto incierto
Habrá también una caravana de ilusiones
En ese sinfín de caras raras
habrá alguien que sonreirá al mirar
todo el destino del mar.
madre
Mi madre ha sabido vivir la vida a través de sus hijos. Aún lo sigue haciendo. Se preocupa más de lo que realmente son las cosas. Siempre atendió las necesidades del crecimiento. Su costado mujer quedó un tanto postergado, a pesar de haber sido la reina del carnaval. Más madre que mujer. Tiene la pirámide invertida. Cabeza dura. De estructuras y códigos de familia muy rígidos. De tanto inculcar algo quedó. Mis hermanos y yo aceptamos su carácter y sus valores. Cultora del “todo pasa”. Su universo ha sido su barrio y tardó años en resurgir su bohemia. Pintaba. Escuchaba. Era la madre sustituta de algunos de mis amigos y de amigos de mis hermanos. Su casa, la que compartíamos, solía ser un hogar lleno de nombres. Grande como su corazón. Devolvía y pocas veces la he visto llorar. Creo que se escondió siempre. Sencilla, criticona y austera. Poco se ocupó de ella misma. Rezagando, postergando, esperando. A veces siento que heredé de sus comarcas una veta artística poco estimulada y que mi desafío es desarrollarla. Eso me lo debo y se lo debo. Adoro sus mates y su “no tengo tiempo”. Debe ser así realmente. Vive eternamente cansada…
Tal vez, pensarnos a todos agote.
Tal vez, pensarnos a todos agote.
miércoles, 12 de octubre de 2011
noticias
Madres que prostituyen a sus hijas, aumento de tarifas, focos de conflictos armados, del transito, de la ciudad, del país, del vecino asesino, de los enquistes del poder cada vez más enquistados, de la suciedad, de la miseria de quien tiene y no reparte, de los logros deportivos, del juego del jugar, de las crisis que nos afectan pero que son de otros, de la salud insalubre, de los dioses paganos y adorados totems que aseguran vida eterna, de las calles rotas, de la insanidad institucional sin mirarse al espejo, de la moda trivial, de las predicciones, de los pronósticos, de las guerras, del desamor, de los obituarios. La noticia trabaja más desde el morbo que de la conciencia. Porque si creemos que eso es la forma en que nos informamos, entonces estamos verdaderamente errados. Sin rumbo o más precisamente en el rumbo de no pensar. Tan mal hace que la religión diaria de informarse sea a su vez una droga de la cual no se zafa y trabaja desde limar constante a transformar el humor, el amor, la conexión con nosotros y con los otros.
Algo que resalto de las publicaciones en el interior del país son los logros. Eso es algo mínimo, hasta puede resultar cursi, pero emociona. La gente publica los éxitos cercanos y los hace públicos, informando forma, cumpleaños, agradecimientos, felicitaciones por recibirse, por cumplir quince. Esa cuestión me ha generado un panorama diferente. Si se forma con la información, como pretender dar un discurso desde la formación de que todo lo que se ve, se escucha o se siente es para aturdir y confundir. No digo que esté mal que las noticias cuestionen al poder, de hecho esa es su función esencial. Sólo planteo que entre tanta vorágine y ensalada de discursos, el camino a lo verdadero dista de esa realidad presentada como verdad. Bastaría recuperar un poco de sentido común, el menos común de los sentidos por su desuso, y encontrar la veta de lo que llena. Que el niño se ría y gozar con ello, de gozar sentir como se ríe. De amar como si fuera a terminarse el mundo mañana. De provocar el encuentro. De oler una flor y transportarse. De ver amaneceres y lunas llenitas. De mojarse con la lluvia de verano. De jugar a vivir. De disociarse del enrosque de situaciones que no suman. Bastaría con ponerse a buscar quien multiplique. La consigna podría ser secar algunas penitas al sol, junto a las demás informaciones distorsivas y extorsivas de un hoy que mañana ya no será ni parecido a lo que se profetiza y sin saberlo se filtra en todos nuestros poros haciéndonos cada día más vulnerables.
Definitivamente “El diario no habla de tí ni de mì.”
Y somos nosotros los que hacemos la diferencia.
Algo que resalto de las publicaciones en el interior del país son los logros. Eso es algo mínimo, hasta puede resultar cursi, pero emociona. La gente publica los éxitos cercanos y los hace públicos, informando forma, cumpleaños, agradecimientos, felicitaciones por recibirse, por cumplir quince. Esa cuestión me ha generado un panorama diferente. Si se forma con la información, como pretender dar un discurso desde la formación de que todo lo que se ve, se escucha o se siente es para aturdir y confundir. No digo que esté mal que las noticias cuestionen al poder, de hecho esa es su función esencial. Sólo planteo que entre tanta vorágine y ensalada de discursos, el camino a lo verdadero dista de esa realidad presentada como verdad. Bastaría recuperar un poco de sentido común, el menos común de los sentidos por su desuso, y encontrar la veta de lo que llena. Que el niño se ría y gozar con ello, de gozar sentir como se ríe. De amar como si fuera a terminarse el mundo mañana. De provocar el encuentro. De oler una flor y transportarse. De ver amaneceres y lunas llenitas. De mojarse con la lluvia de verano. De jugar a vivir. De disociarse del enrosque de situaciones que no suman. Bastaría con ponerse a buscar quien multiplique. La consigna podría ser secar algunas penitas al sol, junto a las demás informaciones distorsivas y extorsivas de un hoy que mañana ya no será ni parecido a lo que se profetiza y sin saberlo se filtra en todos nuestros poros haciéndonos cada día más vulnerables.
Definitivamente “El diario no habla de tí ni de mì.”
Y somos nosotros los que hacemos la diferencia.
lunes, 10 de octubre de 2011
@
Algo me conmueve,
me embeleza y me separa.
Esa @ entre mi nombre y el universo.
Ese lugar en donde soy uno
y soy de todos.
Yacer no ha sido la mejor opción de valentía.
Este sueño solo se sueña despierto
y maniatado a la virtualidad de la imagen.
Por ahí se fueron las caricias en un sms
O por allá, por el teclado.
Siento esa vaga sensación de haber dejado
el mundo a medio terminar.
En bocas que no ríen.
En risas que callan su fulgor
y sólo hacen muecas digitales.
me embeleza y me separa.
Esa @ entre mi nombre y el universo.
Ese lugar en donde soy uno
y soy de todos.
Yacer no ha sido la mejor opción de valentía.
Este sueño solo se sueña despierto
y maniatado a la virtualidad de la imagen.
Por ahí se fueron las caricias en un sms
O por allá, por el teclado.
Siento esa vaga sensación de haber dejado
el mundo a medio terminar.
En bocas que no ríen.
En risas que callan su fulgor
y sólo hacen muecas digitales.
sábado, 8 de octubre de 2011
trazando puentes
No sé si alguna vez alguien escribirá mi historia. Sólo soy un nombre más. No sé si mañana vendrá por mí la desidia o el amor. Sólo entiendo el devenir por el pasado. No sé si seré exitoso o fracasado. Mido la vida en términos de bienestar. No sé si algún día volverás. Siempre llego al lugar del que no me fuí. No sé si el fruto es mejor que la flor. Sólo admiro ambas cosas. No sé si veré aquella luna otra vez. Siempre busco volver a verla. No sé si voy a quererme bien. Trato de no maltratarme. No sé si soy inteligente. Siempre me supe aprendiz. No sé si soy limpio. Bañarse no implica limpiarse. No sé si soy prejuicioso. Sólo juzgo las actitudes. No sé andar por el camino correcto. Sólo he recorrido algunos inciertos y otros verdaderos. No sé escuchar a mi corazón. Interpreto mejor sus silencios. No sé si mi alma se irá al cielo o al infierno. Me gustaría que se quedara más cerquita. No sé alcanzar metas. Disfruto más del paseo hacia ellas. No sé si voy a reencarnar. Prefiero encarnar lo mejor de mí. No sé jugarme la vida. Creo que la vida es un juego. No sé mentir para ganar. Tal vez pierda de verdad. No sé si soy gracioso. Suelo agradecer. No sé si creo en el amor a primera vista. Amo con todos los sentidos ciegamente. No sé si las personas cambian. Sé que todo cambia a las personas. No sé si soy lindo. Me miro al espejo esperando ver eso. No sé quedarme quieto. Me muevo para estar tranquilo. No sé si tengo fortuna. Me siento afortunado. No sé si lo que hacen todos está bien. Creo que es mejor lo que hacen algunos pocos. No sé si estaré bien mañana. Hoy sólo estoy trazando puentes.
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