“juegan con cosas que no tienen repuesto…”
Serrat.
Se encontraron en el desencuentro. Ahí donde la salida no trae más que silencio. En el desafío ilegal de lavar los honores se miraron distinto y la primavera se evaporó en un invierno eterno. Frente a frente, cara a cara. Porque las previas suelen ser paradojas símiles. Mientras cenaban se batían en duelo de un pierden todos y un queda siempre. Al postre se acercó el cacheteo con palabras de guante blanco. Aquella parte del destino se abroqueló negando y les armó con viejas pistolas un ataúd. Cuando todo termina sólo ríe la indiferencia. Padrinos del desasociego rezaron las pautas; diez pasos, que eran cientos, girar y disparar. Eterizados por una noche aterrada asintieron la condena, pues no saber amar tendría su castigo. Al esconderse el murmullo en lo que fue, fueron determinados por la cobardía. Tomaron las pistolas con las manos en alza. Ella un libro, él la TV. El sudor que discurría por la empuñadura ni les llegó a la frente. Matar es una oscura consecuencia. Al voltear ella soltó su disparo. La única bala certera. El cayó en el abismo de su creencia y quedó ahí. Estéril, silente, embrujado. Casi muerto de pena. Ella sumó frío y desidia arrojando sales a su cuerpo. En las garras de la sugestión se habían enfermado. La cura no era solución. Varios duelos les habían golpeado en sus caminos de años en desvelo. Aquellos que se acumulaban sumando a la resta en las heridas del pasado. Eso era inevitable. Toda víctima siempre sería victimario. Mientras mentían verdades con otros, sobrevino la llovizna. El levantó su cuerpo cansado de pensar, se sacudió las ropas viejas, y le silbó sólo para recordarle que se llevara el olvido. Para no tener que morir otra vez más así. De ese modo tan absurdo. Apagó la TV y fue a dormir su rutina de sofá.
Serrat.
Se encontraron en el desencuentro. Ahí donde la salida no trae más que silencio. En el desafío ilegal de lavar los honores se miraron distinto y la primavera se evaporó en un invierno eterno. Frente a frente, cara a cara. Porque las previas suelen ser paradojas símiles. Mientras cenaban se batían en duelo de un pierden todos y un queda siempre. Al postre se acercó el cacheteo con palabras de guante blanco. Aquella parte del destino se abroqueló negando y les armó con viejas pistolas un ataúd. Cuando todo termina sólo ríe la indiferencia. Padrinos del desasociego rezaron las pautas; diez pasos, que eran cientos, girar y disparar. Eterizados por una noche aterrada asintieron la condena, pues no saber amar tendría su castigo. Al esconderse el murmullo en lo que fue, fueron determinados por la cobardía. Tomaron las pistolas con las manos en alza. Ella un libro, él la TV. El sudor que discurría por la empuñadura ni les llegó a la frente. Matar es una oscura consecuencia. Al voltear ella soltó su disparo. La única bala certera. El cayó en el abismo de su creencia y quedó ahí. Estéril, silente, embrujado. Casi muerto de pena. Ella sumó frío y desidia arrojando sales a su cuerpo. En las garras de la sugestión se habían enfermado. La cura no era solución. Varios duelos les habían golpeado en sus caminos de años en desvelo. Aquellos que se acumulaban sumando a la resta en las heridas del pasado. Eso era inevitable. Toda víctima siempre sería victimario. Mientras mentían verdades con otros, sobrevino la llovizna. El levantó su cuerpo cansado de pensar, se sacudió las ropas viejas, y le silbó sólo para recordarle que se llevara el olvido. Para no tener que morir otra vez más así. De ese modo tan absurdo. Apagó la TV y fue a dormir su rutina de sofá.
Aunque veo derramada por todas partes la sangre de la desilusión, te he leído entusiasmada...¡Qué gran entrada!
ResponderBorrarUn beso!
El señor amor una mañana se levantó. Era un día nublado y empezaba la mañana con la misma retahíla. Ella no le miraba a los ojos, él no quería sentir su calor de la mañana en sus labios. Los roces que surgían eran calambrazos de alta tensión, en vez de caricias tiernas que les hiciesen sentir en un profundo gozo. Es señor amor le crujió su corazón, rompiéndose en mil pedazos. Intentó desesperadamente recoger los trozos pero se le deshacían en las manos. Esa fatal mañana recogió lo mejor de ellos dos, sus miradas, sus risas, sus eternas palabras de amor, sus proyectos fallidos. Lo metió en una maleta y se marchó sabiendo cual era el jodido final.
ResponderBorrarQué dolor sereno¡¡¡ Besos
Absolutamente
ResponderBorrarGENIAL!!!!!
(con un toque de negrura)
aplausosaplausosaplausos!
besos
e
s
o
s***********************************************
Acabo de escribir un cuento sobre un faro, y en un comentario te encuentro.
ResponderBorrarTú hablas de los secretos del sol, yo soy la escritora de los cuentos de la luna oscura.
Y encima te leo y me gusta lo que veo. El final de este relato rompe la historia y eso me ha encantado.
Un beso muy fuerte y nos seguimos viendo.
Vaya, me sorprendió tu visita. Gracias por pasar, ya pensaba que te habías borrado del mundo. Saludos afectuosos.
ResponderBorrarEstupendo! como siempre! hoy con ese toque dramatico que no deja de gustarme.
ResponderBorrarGracias por tu vuelta a mi blog, hacia mucho que no te veia por alli.
Buen lunes para vos!
Tere.
Asi es Merce, la sangre llega al río y vacía.
ResponderBorrarEspero que lo hayas disfrutado.
beso,
Calambrazos de alta tensión...excelente visión Atenea.
Gracias por tu comentario.
Rayu, compañera de palabras e ideas. Gracias.
Me llegaron tus aplausos en olor a jazmines.
beso,
Ana, son dos formas de nombrar lo mismo. Espero que te haya gustado el texto.
gracias y beso,
Caballero, que no te comente no significa que no te lea. Valoro tu cuestionamiento a lo establecido. y si me borré? No creo. Sólo me equivoqué algún mundo.
Un abrazo y gracias.
Tere,
gracias y buena semana.
Una metáfora de la realidad, muy armoniosa y agradable.^^
ResponderBorrargracias Leonard,
ResponderBorrarme alegro que te haya gustado.
abrazo,
Hay cosas que cuando se rompen y por más que uno intenta recomponerlas no hay manera y el amor tiene un don especial para hacer(se) bien añicos.
ResponderBorrarUn besote adhesivo
Esplendido relato, casi tan poético como vívido, me ah encantado encontrarte espero seguirte.
ResponderBorrarBesos
Shao, gracias y beso.
ResponderBorrarRosario, bienvenida y gracias por tu comentario.
beso,
Precioso todo lo visto y leído. Me encantó este blog. Muchas feliciotaciones. Volveré. Un abrazo a la distancia.
ResponderBorrarBrillante relato. Feliciotaciones!
ResponderBorrarAlma, espero encontrarte seguido por acá. La distancia es una cuestión mental.
ResponderBorrarquedate cerca que es mejor,
bienvenida y gracias,