domingo, 28 de febrero de 2010

agenda



Debo amar intensamente. Pagar la cuota de alimentos. Lidiar con mi ex sus pretensiones. Visitar a mis hijos a su antojo. Arreglar el auto. Conseguir que el mundo se ampare de mí y frene un poquito. Pagar las cuentas de teléfono que cada vez las entiendo menos. Reclamar la plata prestada. Pagar las culpas del bienestar. Vivir de pie en un universo volado. Volar entre tanta gente de pie. Colgar de una nube a mis clientes. Decir la verdad entre mentirosos. Sonreir entre amargos del corazón. No mirar tanta tele. No prejuzgar apariencias. Visitar a mis amigos más seguido. Sentir el viento en la cara. Alimentarme sano. Tomar más agua. Fumar menos. Aprender un buen “jaque mate”. Jugar al fútbol sin hablar tanto. Llegar temprano al trabajo sin excusas. Tomar vinos caros. Responder sin reaccionar. Reaccionar solucionando. Soñar. Terminar “La conjura de los necios”. Publicar “El color primario”. Viajar. Dormir en tus brazos. Leer en la camita. Escribir mejor. Terminar los proyectos inacabables…. Tocar mejor la guitarra… mirarme en los ojos de quien me quiere… luchar por mis deseos…
Me recuerdo todo porque casi siempre me olvido de mí por ser agenda de horarios que, vaya paradoja, siempre conducen al mismo sitio.

martes, 23 de febrero de 2010

Todo sucede

¿A donde estás cuando no estoy?
Todo te sucede
Crujen las calles sus pasos de-mentes
Vuelan cenizas con el aguacero
Vierten soledades sobre los cuerpos
No ríen los niños del cielo
Sucumbe tu ahora entre ayeres y mañanas.

¿A dónde estoy cuando no estás?
Todo me sucede
Bala en la sien y cien balas dentro
Enloqueciendo mi ser humano
Migajas de memoria crispan las luces
Brota el intenso caos ordenado.

¿A dónde estamos cuando no estamos?
Todo sucede
mientras estamos ocupados viviendo
Traigamos siempre los colores
para desatar al destino y soltar el tiempo.
Es el abrazo infinito de estar aunque no estemos.
Lo simple es lo perdurable.
Por todo el momento que dure respirarnos.

sábado, 20 de febrero de 2010

Viajeras

De paseo, las palabras me contaban que buscaban ser algo. La pieza del puzzle. La que signifique lo que se siente. Entonces me contaban que Marcelo las provocaba revelando sus significados. Cristina les sacaba fotos a sus esencias. Cecy les armaba juegos en el cielo y en la lluvia. Esthercita las llamaba para acercarlas al corazón. Miralunas las sacaba de los mares de la luna. Franko las vivía intensamente. Eme las azucaraba en sutilezas simples. Georgina rompía sus esquemas insistiendo con sus significantes. Magah contaba el alma de sus soledades. Esmoris las abrazaba en poesía y jamás querían irse de su lado. Juana las elegía entre las mas osadas y el paladar acanelado. Silvia las invitaba a tomar el té en su jardín de jazmines. Stanley les extraía el coraje para amar y la exquisitez de sus risas. José les daba vorágine y miradas para animarles. Carla les declaraba su fidelidad y su devoción infinita. Ines les daba vuelo azul hacia los girasoles. Enrique les daba sus colores en arco iris acuarelados. Merce y Shao las resignificaban a medida que llegaban. Atenea les daba un cafecito con tostadas y dulzura. Julieta les daba aventuras más reales que virtuales… India, Rous y Lady Jones les preparaban banquetes de emociones para que se empachen…Rolalola, Intro y Juncal les daban de beber de sus vidas…
Las palabras siempre viajaban hasta ellos. Se hacían sentimientos en el encuentro. En inolvidables paraditas, se instalaban en sus nombres y renombraban los viajes. Se animaban a andar sin parar. Se iluminaban. Me iluminaban con tantos otros también.
Al llegar a mí, sólo me contaban de sus andanzas y lo bien que la pasaban juntos.
De lo breve que resultaban sin sus cobijas.

martes, 16 de febrero de 2010

Normal

Por la mañana devoran las rutinas
No hay forma de encontrarse
Todo el tiempo a la vez
Son las veces que se lleva el tiempo.

Por las tardes extraño el hogar de tu mirada
Las infinitas buenas tardes ciegan.
la reciprocidad del trabajo compartido
en donde la identidad se evapora en el asfalto
y todo se hace idéntico y normal.

Por la noche la luna se lleva la edad
y sale el verbo encontrar,
se esconde mezquino en los acordes del día
y la vida es una explicación inconclusa.

Buscamos los detalles de la risa
en los rincones simples.
A pesar de conocerlo todo
No sabemos nada.

sábado, 13 de febrero de 2010

Sin final

“Ven y naveguemos en el océano de la trascendencia,
ven, que tu canoa está diseñada para conducirte lejos,
donde se acaba este mundo y comienza otro.
Al final, descubriremos que no existe final.”
Chamalú.



Te encuentro cuando todo duerma
y nosotros despertemos.
No te apures
Todo suele perecer entre tres agujapreguntas.
cuándo,
dónde,
como.
Solo sé que lo sabremos.
Mientras el mundo empiece desde el fondo de tu mirada.

miércoles, 10 de febrero de 2010

El campo

Si vieramos el universo realmente, lo entenderíamos.
Jorge Luis Borges.

Luego de pensarlo bastante se decidió. Marcos entró en la inmobiliaria buscando ese campo de estrellas. Alguna vez estuvo disponible para él pero ahora las condiciones habían cambiado. Le atendió un señor que amablemente le invitó a tomar asiento. Le ofreció café al tiempo en que le mostraba unos folletos del loteo. El vendedor le dijo que quedaban muy poquitos y que había mucha demanda. Que el precio había subido y que ahora tendrían un valor diferente. Marcos bajó un poco la cabeza y arremetió como si tuviera un cuchillo entre los dientes.
---Quiero ese lugar, cueste lo que cueste.---
El vendedor le miró fijo. Se rascó la barbilla.
---No es por el precio. Estos lotes se dan por merecimiento. Entienda que ud. tendría que renombrarse. En principio me cuesta venderle algo así llamándose Marcos.---
---Es que toda mi vida me llamé y me llamaron así. No entiendo.--- le dijo bajo, casi susurrándole.
---Un campo de estrellas no es un lugar común. No puede cercarlo. No puede "enmarcarlo". Lo encontrará en las personas que ama. No lo puede enmarcar. ¿entiende?---.
Marcos se volvió a su casa cambiando recorridos. Estaba enojado. Caminaba y bebía madrugadas. Hizo terapias con algunas flores. Cambió su búsqueda. Otro barrio. Otros amigos. Otras mitades. Otras comidas. Otros tiempos. Otros de otros de otros hasta renombrarse.
Era otro. Volvió a la inmobiliaria para ofertar por el campo.
El vendedor le topó en la entrada.
--- Vengo por el campo, ¿recuerda?---
---Se… pero digame ¿para que lo necesita?---
--- Estuve esforzándome para ser otro. Para renombrarme. Para dormirme en estrellas y despertarme con la luz de los cometas. Para hacer otros amigos que acompañen el viaje. Estar en otro barrio. Comer otras comidas. Vivir mejor otros tiempos a los pautados. Para ser otro…para amarme y amar…--- Marcos pausó de repente.
El silencio enmudeció al universo.
El vendedor le sonrió levantando su ceño y le dijo.
--- Entonces, ¿ para qué quiere algo que ya encontró?---

lunes, 8 de febrero de 2010

Piquete

Alguien le había contado que en la ciudad perecían los modales y crecía la miseria. La ciudad sólo servía si cumplía deseos. Las lunas se perdían detrás del smog y la arboladura de edificios nublaba el sol. Los espacios verdes estaban sucios y las calles inseguras. Las rutinas automatizaban, la queja eran los ruidos de la calle y se dormía sin conciliar sueños. Laura estaba en Buenos Aires hacía un tiempo y sentía las ganas de irse. Volver a Mendoza, a Potrerillos, era su sueño recurrente desde hacía mucho. Así que decidida, salió de la Terminal a las 7 para llegar al otro día a la misma hora al encuentro con sus afectos. Su familia la esperaba y hasta le habían armado una bienvenida con peña y vinos tintos. El conglomerado de primos, tíos y amigos se agrupaban en la espera eterna de quienes esperan. El ómnibus partió sin demoras y pronto estaba en la ruta elegida. Solo 7 pasajeros viajaban. Los carteles se sucedían, señalando nombres, vendiendo productos y servicios y ella miraba. Los registros visuales quedaban en la memoria. Salían y recorrían la mente en búsqueda del mar que los libreasociara. El itinerario se cumplía a pesar de los paros en el campo. Llegando a Córdoba el reclamo se sintió en la ruta y los productores cortaron la vía. Lecheros y tamberos asociados derramaban los líquidos en el asfalto. El negro se torno blanco. La grasa que se estancaba en el piso caliente repugnaba. Al detenerse supieron que no seguirían a no ser que en las noticias se anunciara un acuerdo. Darío, camionero de oficio, estaba delante del ómnibus y les proveía información. De tanto acercarse se sumó al grupo. Laura lo vió. Inoportuno es el flechazo furtivo cuando aparece. Inesperado. Comenzaron a hablarse en silencio. Se decían de todo. Hay momentos exactos en que las bocas que callan besan mirando. Cenaron todos contando sus motivos y realidades. Ellos presentían otro viaje. Todos reían en el caos un encuentro impensado. Ellos se atrevían a verse. Ambos, solos, en el camino de la búsqueda. Se encontraron. Ni se conocían y algo se sabían. Caminaron el campo. El aire sabía a tierra mojada. Vieron las luciérnagas adornar la noche. Trasnocharon entre repelentes y grillos, en otro sitio, desde otra conexión, bajo la luz de la luna que enrojecía. Ella dejó de mirar los carteles para ver las señales. El siempre las había buscado. El piquete les detuvo el tiempo para hallarse a las 7 del día siguiente en un nuevo amanecer besado. El cartel señalaba avanzar despacio. La señal indicaba avanzar.

viernes, 5 de febrero de 2010

La puerta de la tristeza.

Llegaba al oráculo con una tímida sonrisa. Con el rostro pálido de una longeva y el cuerpo marcado de soledades. Sólo tenía una pregunta para hacer. Eso estaba predestinado. Las escaleras en espiral habían sido tediosas y agotadoras. Estaba ansiosa y sudaba . Tenía que saberlo. Poco había sentido después de aquél amor. Había esperado mucho tiempo. Quieta. Activamente herida. Las sirenas le habían guiado hasta aquella cueva en donde todo comenzó. Al llegar frente a la voz de la conciencia, se refugió en el recinto de los espejos. Casi ni se reflejaba. Estaba ida. No se recordaba cómo era. Lo que la había formado no tenía valor. Todo estaba en duda. Nadaba en ese mar. Solo atinó a rescatarse aunque no lo lograría despertando. Las gárgolas reían en vez de intimidar. Sólo ese lugar era brillante.
El camino era una colmena de sombras. Un laberinto sin soles. Estaba frente a sí misma.
El oráculo le habló.
--Dime la pregunta que tienes—
--¿ Qué voy a hacer para volver a sentir?—le dijo.
Entonces, entre sollozos el oráculo calló. Su silencio continuó hasta despertarla llorando.
Dicen que él nunca había llorado tanto por una pregunta.
(Me lo contó una mamá después de haber perdido a su bebé. Me pidió que escribiera su sueño cuando tomaba tranquilizantes para elefantes. Que a pesar de todo, recordarlo le dignificaba la vida.)