domingo, 31 de octubre de 2010

cuento chino

Un samurai se enamoró de una doncella.
Ella le exigió lealtad de su amor y le dijo,
---Si vienes a visitarme durante 100 días seguidos a mi puerta creeré en tu amor como algo verdadero y seré para tí por los tiempos que me falten por vivir.---
El samurai fue a su puerta con una banqueta todas las noches. En sus esperas, por cada diez respiros brotaba un suspiro. Frente a sus sombras se atusaba los bigotes y se quedaba sentado más quieto por sus armaduras de gala que por su ansiedad. Desde ahí miraba a su ventana y velaba viendo las cortinas flamear con la brisa. Ella se asomaba y le saludaba meneando la cabeza de un modo reverente para poco después apagar las luces. Al terminar el ritual él partía sereno. Así pasaron las noches y los días como un gran volumen de tiempo.
Llegó a la nonagésima novena noche.
Recogió su banqueta. Ella le sonrió.
Y sólo murmuró bajito.
--- He callado tanto que ya me he cansado de hablarme.---
Y ya no volvió a verla más.

5 comentarios:

  1. a veces, yo también me he sentido como el samurai, aunque seguro que a veces también he actuado como la doncella, a veces, también me he sentido como la banqueta... hoy, estoy tan agotada que ni se me ocurre nada original para comentar :) pero te deseo muy feliz comienzo de día, semana y mes, y lo que se tercie, que comenzar siempre es bonito :) biquiñosss

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  2. Ella debió aprender a ver su amor sin pedirle pruebas... al fin él se dio cuenta de que ella no valía la pena...;)

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  3. Ay Dios, las relaciones humanas...
    Conozco el cuento y su moraleja.
    Uno no debe rasgarse las vestiduras al pensar que, como en todo, el amor también es un intercambio. Y esto implica que el beneficio habría de ser mutuo. Mal equilibrado el sentimiento acaba por descompensar la báscula. Hasta las pruebas de afecto tienen su tope. Cierto.
    beso,

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  4. eso le pasa a las doncellas... (me gusta más ser cortesana).

    besos

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  5. jooo, pero que final es este?, ajaja... a mi me gustan los finales y fueron felices y comieron perdices. Cachis11, jugar asi con la emoción de una, tan bonito que pintaba, ajaja.

    Mmm se te dan bien los cuentos...

    Besos desde un faro en mitad del mar siendo espuma entre las rocas

    Mar (... La vendedora de humo)

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