jueves, 21 de mayo de 2009

Cuestiones quirománticas.


"El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He ahi porque se nos escapa el presente." Flaubert.

Desde la concepción de la temperatura y del grado de humedad, mis manos tienen, como diría Hipócrates, un temperamento sanguíneo. Son calientes y húmedas. Me definen como protector, rápido, impulsivo, vital, alegre, vanidoso y celoso. Desde sus formas, existen siete tipos de manos prototípicas. Tengo manos nudosas, de tamaño regular, pulgar grande y dedos abultados a la altura de la unión de las falanges. Definen más características. Idealista, ético, ansioso, sincero, independiente, analítico, romántico y desconfiado de las apariencias. Según la clasificación griega, que asociaba las manos a los elementos, al ser palmas cuadradas, dedos largos y líneas marcadas podrían definirse como unas manos de aire. Las características de en éste tipo de manos corresponden a una persona curiosa, expresiva, sociable, afecto a los viajes, versátil, ingenioso y bastante nervioso. También las asocié a la astrología. Entre las diversas clases de manos, la mía es del sol. Mano del sol. Ahí me perfilan como dinámico, enérgico, deseoso de aprender y con capacidad renovada de aprendizaje, imaginativo y poco rutinario. Las manos se leen por su longitud, por su flexibilidad, color, consistencia y hasta por las formas de las uñas. La mano derecha se asocia al futuro y la izquierda al pasado. En el caso de los zurdos es al revés. Mis dedos son nudosos, según el manual de Patricio Tricasso, y reflejan un importante caudal energético, pasión por la vida, el romanticismo, el idealismo y una constante atracción por los desafíos. Claro que de haberlo dicho Patricio unos años antes, el santo oficio del papa Gregorio IX, le hubieran llevado a la hoguera de la inquisición por brujo. Respecto del ángulo de la influenciabilidad y la generosidad, que surge de extender el pulgar hacia afuera formando un ángulo cercano a los 90 grados, tengo un ángulo intermedio. Según aquél libro encontrado por Aristóteles en su viaje a Egipto, escrito en letras de oro y en árabe, me describen como consecuente de mis ideas, fiel a mis puntos de vista, con cierta rigurosidad para modificarlos, confiable, independiente y generoso con los elegidos. Algo de eso tengo. Así, creyendo en toda ésta ensalada, veo la parte de los montes. Creo que es mi favorita en la lectura. Acá los preámbulos son derroteros de la verdad. Son siete montes. Se observa la altura y si tienen marcas acentuadas. Hasta el tipo de marca. Estrellas, flechas, triángulos, puntos. Mi predilecto es el de Venus. Es el que demuestra la sensualidad, la sexualidad, el placer de los sentidos, y todo aquello vinculado al amor. En mi caso está a la altura del resto de los montes. Es buena señal. Leo éste monte. Combinación de sensibilidad y sentimientos de ternura hacia los semejantes, un optimismo inequívoco, cierta adaptabilidad a cambios profundos y la vinculación al arte inevitablemente. El de Júpiter, que se encuentra debajo del índice, revela el orgullo, la ambición , la grandeza del espíritu, y la ecuanimidad entre otras cosas más. Ahí mis manos son casi símiles. Me advierte la mano derecha problemas con las articulaciones en el futuro. El monte de al lado, debajo del dedo mayor es el de saturno. Revela los aspectos “serios” de la existencia. La perseverancia, la prudencia, la reflexión, la duda etc. Tiene injerencia en el sistema nervioso. Leo la tendencia a la comunicación alternativa. Sentimientos profundos con dificultad para demostrarlos. El monte tiene una flecha. Me marca con un sello. La mística. El monte del sol está a su lado. Revela los sentimientos nobles. Mis manos me muestran la buena suerte, la capacidad de adaptación, mi optimismo dialéctico y el respeto. Luego viene el de Mercurio. La diplomacia, el comercio, la comunicación en los negocios. Está debajo del meñique. Al tener varias flechitas. Me afortunan en ese aspecto. Diplomacia y relaciones comerciales. Luego está el de Marte. Este ni me aparece. Precisamente es el de la voluntad, resistencia, capacidad de lucha, el coraje etc. Tengo al menos una flecha. Significa que puedo alcanzar mis metas pero sólo a base de perseverancia. Sin garantías de mantenimiento. Un penal en contra. No me sé voluntarioso. Por último la luna. El monte de lo femenino. Los sueños, las fantasías, la intuición, la imaginación. La influencia en la salud es hacia los riñones. Me revela eventualmente caprichoso, prefiriendo las ensoñaciones a las realidades. Sumamente intuitivo y perceptivo de una realidad visionaria. Al final llego a la parte de las líneas. Son tres principales. La de la Vida, la de la mente o del pensamiento y la del corazón o afectiva. Tener una línea larga no significa larga vida, o mente sobresaliente ni menos puro corazón. Se leen los trazos y sus accidentes. La que más me favorece es la de la mente. Tiene una flecha. Me encuentra con una mentalidad poco convencional y optimista, temporalmente resistido, poca disciplina por lo rutinario, provocador, crítico y estético. La del corazón me avisó de mi divorcio, pero augura amor en el destino. Desde las manos casi todas son cosas buenas. Por eso las leo. Las demás líneas complementarias. Del triunfo, del destino o fatalis y de la salud quedarán para otra oportunidad porque aún espero que la línea del triunfo, que ya alcanzó a la de la mente, continúe su camino hacia la del corazón en mi mano derecha.

2 comentarios:

  1. miro mis líneas, recorren caminos insospechados como si fueran carreteras por las que me gusta perderme sin seguir el camino predeterminado. Subo, bajo, veo cruces por todos los lados, haciendo autopistas que me llevan a lugares alucinantes. ¡mira! está línea dice que iba a teclear por estos caminos a un sereno del sol.

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  2. Mientras te leía iba mirando mis propias manos a las cuales nunca había prestado tanta antención y aunque sigo sin ver mucho, espero que algun día tengan también arrugas, muchas arrugas y no de tanto de longevidad como de intensidad de vida. Un puñado de besotes

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