
Eran las cinco de la tarde de un verano que asfixiaba. Caían los gorriones como bolsitas y no paraban de revolcarse en la fuente de la plaza. La ciudad semidesierta claudicaba de aguas. Todos transpiraban ojeras de malhumor. Enzo estaba solo. Ni se acordaba desde cuando. Tenía un local y vendía productos eléctricos zozobrando la crisis. Hacía tiempo que sus clientes optaban por el supermercado. No le encontraba la vuelta. Su negocio estaba apagado y tratándose de una casa de electricidad resultaba raro. Pocos clientes, pocas ventas, pocos sueños. De golpe entró un señor muy bien vestido.
--Buenas—
--¿ Cómo le va?,¿ qué día no?,¿ en qué le puedo ayudar?—le indagó Enzo.
--Mire, quien le va a ayudar creo que soy yo—le dijo el trajeado.
El tipo intimidaba. Parecía un pastor de la medianoche de televisión, de esos que prometen y buscan donativos. Enzo tenía más conflictos que el Medio Oriente. No estaba para sumar a la resta. Entonces, amagó una excusa para no atenderle.
--Tengo que hacer, dígame qué necesita—
--Que me escuche. Mire, vendo sombras ¿quiere ver alguna?— le dijo mientras abría una maleta de viaje con distintas etiquetas en la manija y en los cierres. El hombre parecía un viajero y revolviendo adentro de la maleta continuó hablando lento.
---Vea, tengo sombras de más o menos intensidad. Me quedan pocas grandes. Tengo por acá, a ver, la cuestión es que con el verano vendí las mejores. Me va muy bien—aseguró.
---Señor, si esto es un robo lamento decirle que no tengo plata— dijo Enzo resignado.
---Tranquilo, mi oficio no es común. Le muestro y después me dice—
---Pare ahí un poco. No necesito ésto precisamente….— afirmó Enzo encendiendo un cigarrillo. El humo le tapaba la cara.
---Claro. Esperaba que me lo dijera. Es lo que me dicen todos los que me compran. Le explico un poco el asunto. Las sombras que uno lleva se cansan de uno. Necesitan andar en otras formas y otros cuerpos por un tiempo. Más si el amor no le llega, mi amigo—
-- Pseeee…¿ Qué tiene que ver el amor?--
--- Es un flujo de energía. Las sombras retienen el amor perdido, son una proyección de nuestros cuerpos.¿ Quiere probar alguna de las que tengo?. Esta le va a quedar bien. Pruébese ésta. Era de un tipo más corpulento que usted. Ahora está felizmente en pareja. Con una familia preciosa. Le canjeé su sombra por una más tenue. No quería llamar mucho la atención, ¿vió?. Su vida brillaba demasiado. Pruébesela. ---
--- Creo que está loco. Pero no me voy a quedar con la duda.—Enzo agarró la sombra del mostrador y se la probó. Se sentía cómodo. Distinto. Como más relajado. De a poco, le invadía una sensación de soluciones.
---Vea mi amigo, llévesela. Mañana paso por acá y me dice si se la quiere quedar. En ese caso, le tomo la suya en parte de pago y me paga la diferencia.—
--Pero…¡no me dijo cuanto me va a costar!—
--Nada que no pueda pagar--- reafirmó el trajeado.
--Bueno, nos veremos mañana entonces--- dijo Enzo.
Esa tarde Enzo bajó la cortina más temprano que de costumbre. Paseó por las calles sin un rumbo determinado. Sin apuro por llegar. Suelto. Quería saber que sucedería por la noche. Su nueva sombra le agigantaba el espíritu. Le daba más luz. Más ganas. Le hacía bien y no sabía bien porqué. No quería volver a su casa. Quería que esa sensación le perdurara. No quería dormirse. De hecho, no durmió. Estaba energizado. A la mañana siguiente, compró pintura y pinceles. En unas horas pintó el local al rayo del sol, haciendo alarde de su sombra sobredimensionada que le daba frescor. Casi no transpiraba. Compró algo de ropa nueva, puso música y fotos de sus amigos en el local. Algo en él había cambiado de repente.
Entrada la tardecita apareció el trajeado.
---¿ y?, ¿cómo le quedó?, veo que le hizo bien…---
---Si, no lo creo todavía…--- respondió Enzo temeroso.
--- Le pasa a todos, quédese tranquilo. Hablemos de la diferencia. Ya se habrá dado cuenta que no tiene un precio…tiene un valor.---
---¿ A qué se refiere con valor?, no me asuste.---
---Mire Enzo, su vida cambió tan sólo en un día. Mírese al espejo. Es otro. Eso habla claramente de la efectividad de mis productos. Casi no necesitan service. Eso es calidad.---
---Ahá, entonces, ¿ qué viene a cambio por la diferencia?.--- indagó Enzo.
---La calidad lo es todo, mi estimado. Déme su sombra y su capacidad de amar por la diferencia. Seguramente con ésta la va a recuperar en poquito tiempo--- le sugirió el vendedor.
Enzo pensó presionado. El producto era realmente bueno. Había notado sus efectos inmediatos. Estaba confuso. Como aturdido. No había reconocido su potencial hasta ese momento. Otro lo descubrió por él. Otro le mostraba el verdadero valor. Le canjeaba espejos por sueños. Sombras por ilusiones. Bienestar por amor. Fue así que mirando fijo a la nada pensó. Volteó hacia el viajero y murmuró.
---No la quiero, gracias. Tenía razón en que me ayudaría. Acabo de rescatar mi valor---
El vendedor le sonrió con una mueca cómplice. Guardó la sombra de muestra. Y llegando a la puerta del local dijo por lo bajo.
--- Hizo bien amigo, esa sombra le quedaba chica en realidad.---