sábado, 6 de marzo de 2010

levante

El quía que laburaba cerca boludeaba mucho y bardeaba más. Digno mentor de Alberto Torrante, aquél que sanateó que limpiaría el riachuelo y se apoliyó en la esponja, el chabón relojeaba de queruza a toda la partida de minas que salían a las seis. Era atorrante. Las fichaba desde que salían del laburo hasta que se prensaban en la lata de humanos colectiva. Es sabido que en el río de la plata las polaridades se ensaladan y terminan conjugando las cosas al revés. Por ejemplo; si una mina te dice pelotudo, crees que está muerta con vos. Inextricable lenguaje se usa por acá. Volviendo al quía. La vió salir con el cuellito tupé y el vestidito de sarasa que le contorneaba el viento en las caderas, la naifa parecía que venía desde el pasado. Al toque, mientras la minita se prendía al ámbar de fluído sagrado hecho en Quilmes y se prendía un faso, se perdía entre las vidrieras mirando todo lo que la guita podía comprar y que ella no podía. Aguantaba en la parada del bondi con la birra en la mano. El quía rompió el paisaje y le arrimó un chamuyo.
–qué linda lunita le salió a la tardecita gris.--, se animó.
La minita, que odiaba que la aborden con curserías, respiró profundo el smog urbano. Miró al piso, la botellita, al quía, y frotando el pico de la Quilmes balbuceó.
--lo único que me falta es que me siga un tarado.---
A la hora, las sábanas del telo sudaban las ganas reiterativas.

3 comentarios:

  1. ¿Y mi diccionario argentino-español? jajajaja, hoy me lo has puesto difícil... y perdón, ya conoces mi sentido del humor, al final he pensado "claro, no podía ser de otra manera".

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  2. la minusa vestidita de damisela plantándose una birra en la parada, era media bardera, fijesé.
    y entonces, ya se sabe!

    lindo, este coso!

    sobe

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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