domingo, 12 de abril de 2009

La paradoja

"Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos."
Fernando Pessoa (1888-1935) Poeta portugués.

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Su cuerpo volaba, estaba consternada y liberada. Una extraña sensación de desasociego y pena le invadía los huesos. Y al compás del ruido de las vías, somatizaba. Pensaba acerca en los entreveros de lo que vendría. Estaba preparada para no sufrir, pero esa misma preparación la detenía. De golpe, como si alguna fuerza extraña, hasta mental, se pusiera en funcionamiento, en coincidencia el espacio con sus pensamientos, el tren se paró. La veintena de pasajeros de ese tren casi vacío, comenzó a mirarse entre sí, a tratar de entender que había sucedido. Se miraban perplejos, frunciendo el ceño y haciendo muecas perceptibles de bronca. Estaban mansos, como vacas que van hacia el final de sus días, pero a la vez, inmersos en una tensa calma. Sofía atinó a levantar la ventanilla, trabada por los años de inactividad, y en vano, hacía fuerza. Se ahogaba y quería fumar. Quería salir de ese espacio que la agobiaba. Enrojecía en el intento de abrir esa ventanilla, le parecía la escotilla de un submarino perdido sin rumbo en una océano de caras. Miraba a los changos y a las señoras, todos inmóviles sin conversar, sin atisbos de palabras.
De pronto se abrió la puerta de acceso al vagón y apareció la imagen distorsionada del guarda tren. De gorra empolvada y sobretodo gastado por la falta de presupuesto, se acercó a Sofía cual gato sigiloso en la noche sin luna. El frío del cuerpo le recordó estar viva. Quería caminar, correr, irse de ahí de algún modo. Trato en vano de perderse entre la lana del cuello de su pullover alto que aún olía a su madre, como si fuera ese el refugio natural de acobijarse en algo conocido.

---Pasajes--- dijo el caballero en tono autoritario.
Sofía, no entendió la situación del tren parado y la exigencia inmediata del boleto.
---Que paradoja, pedirme eso. Ni siquiera funciona el tren—balbuceó, mientras hurgaba en su mochila gastada por los viajes cortos y el tiempo áspero del sur.
---Ya estamos arrancando, no se queje, estaría perdiendo el tiempo en reponer ese tiempo de enojo perdido--- se atrevió a decirle el guarda.

Sofía, se sorprendió por el comentario. No porque fuera incorrecto para el momento sino porque era inexacto en esa persona. No se correspondía con la estirpe de aquél alto y algo desgarbado caballero con cierta barbilla incipiente desalineada y de cabello rubio ceniza algo largo. Y al clavarle la mirada, al querer entrar en ese mundo, con el boleto en su mano gélida y enrojecida, en ese instante, el tren se echó a andar, al compás del ceño del guarda y de su mirada cómplice.

---Tener razón, no nos hace ser felices--- afirmó al tiempo en que se acomodaban los demás pasajeros en sus butacas empercudidas por la dejadez.

Al desplomarse sobre el asiento, Sofía cerró los ojos e intentó dormir un poco. Abría y cerraba su vista por la ventanilla que sólo invitaba a pensar en nada. Entonces, pensó en que aquél perdido personaje, que irremediablemente, no le sería indiferente en su camino.
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Nde A: Les comparto otro pasaje de "El color primario".

10 comentarios:

  1. - que misterio el tiempo. Somos tiempo y aveces tiempo dsgastado, mal usado. Excelente metafora enla paradoja del tiempo. Un abrazo.Ade

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  2. Hola, Señor de los Faros...

    Llegué aqui, por medio de otros amigos... me encantó tu espacio. Encontré en cada una de tus palabras algo especial, algo mágico.

    Felicidades! Escribes muy bien. Aquí seguiré visitándote, si me lo permites.

    Te mando un abrazo con cariño desde mi México Querido...

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  3. Hola!
    Muy bonito post, me ha gustado mucho, ya sabes que es siempre un placer leerte.
    Besos,

    *Lisa*

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  4. Tener razón, no nos hace ser felices...
    Me encanta,una lección de humildad para personas - como yo- que piensan ser dueños de la verdad absoluta.
    Buen Blog,me seguiré pasando.
    Un beso

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  5. Nunca se sabe dónde hallaremos el próximo personaje vital, las próximas palabras necesarias o la próxima experiencia determinante. Lo cierto es que la vida nos habla constante y susurradamente, y el movimiento evocador y prometedor del tren es buena ocasión para escucharla. Me encantó tu relato sobre las vías...
    Abrazos de destinos múltiples...

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  6. Mejor si el tren no se para. Y si lo hace, que vuelva pronto a ponerse en marcha...

    Besos mil!

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  7. para dónde irá ese tren?

    sereno, lindo el relato y la prosa. me quedo con mucha curiosidad acerca de esta novela, de la historia y todos sus personajes.
    un beso

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  8. Quiero colarme en este tren. ¿Cuál es la siguiente parada?

    Me gusta taaaaaanto como escribes. Besos

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  9. Sofía debió haberle dicho al señor guardatren un montón de palabras rojas...involucre usted las palabras que quiera,enlace una historia,pero el hilo lo tengo yo, tiro... y el perfume a canelajazmin...vuelve conmigo!

    Muy buena paradoja...algo me recuerda...
    Mil Besos!

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  10. Ade, gracias la historia continúa...
    beso,

    Ruth; ojalá pases cerquita para quedarte. Gracias por tu comentario.
    beso,

    Lisa; que bueno que viniste. Estas escribiendo cosas realmente atrapantes.
    besos y gracias.

    Dafne; pues tendrás que lidiar con mi padre. Si no tiene la razón, la inventa. Es un hermoso personajes de mi historia.

    besos,

    Raquel; así es, se pueden planear algunas metas, pero el destino es inevitable y nos conduce hacia un lugar donde reina el instinto. El de conservació o el salvaje...

    besos.

    Mer-c, me hiciste recordar a una letra de David Muñoz. "Mi tiempo se para, cada vez que de mí te separas".
    besos y gracias por escribir cuentos tan hermosos.

    Grettel; tu ansiedad es un condimento de mi voluntad. Seguiré posteando una parte más de éste viaje.

    gracias, beso.

    Atenea; siento que estás en el guión de ésta historia... no sabría explicarlo con palabras. Debe ser que no lo sé realmente, pero estás, como otras personas que estuvieron y estarán.

    beso,

    Rayu, le va a decir...le va a decir... y lo de la canela y el jazmín... ya canté "pelito pa¨la vieja".
    Las paradojas siempre recuerdan los caprichos de la historia,

    besos amiga.

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