lunes, 16 de marzo de 2009

Jueces

Vivimos exigiendo justicia. Cada uno tiene una vara para medir. Somos jueces de nuestro universo. Lo distinto a nuestros gustos y preferencias no suele ser justo. Discriminamos juzgando. Con más o menos cantidad. Los caminos diferentes a veces tomados por voluntades propias o ajenas no son injustos. Son distintos. Basta encender la tv para ver como juzgan y sentencian un baile. El noticiero denuncia la corrupción de quienes deben defendernos de los abusos, y a su vez, juzgando. Las charlas entre amigos que juzgan lo bueno o lo malo de otras relaciones. Si tal o cuál es mejor para aquél o para el otro. Se juzga si esa música está buena, si esa película interesa, si esa chica es linda, si ese tipo tiene arrastre, si ese auto tiene elementos de seguridad correctos o si tiene buenos detalles. Se juzga si una cena estuvo bien o si se sirvió mal. Juzgamos a nuestros padres, nos juzgan nuestros hijos, nuestros pares, nuestros amigos, nuestra idiosincrasia, nuestros médicos, y hasta nuestras mascotas. El chiste juzga. La pena juzga. El miedo juzga el valor del coraje. El cuerpo juzga la piel. La realidad juzga al mundo de sueños. La mente juzga los excesos. El billete juzga las posibilidades. Juzgamos en demasía a todo y a todos. Se va constituyendo una conciencia juzgadora y no de lo justo. Al ver la estatua en tribunales, todavía no la comprendo. La imagen de la justicia representada por una mujer con los ojos vendados y con una balanza en la mano. ¿cómo hacer para juzgar con los ojos cerrados?. Si las personas se equivocan y piden disculpas, ¿Por qué no lo hacen los jueces?. ¿Porqué no lo hacemos nosotros?. El juicio es el raciocinio derivado de la experiencia y la formación. También juzga hasta al que no emite juicios. El silencio sentencia más que juzga. A pesar de que sabemos que sólo tenemos que juzgarnos nosotros mismos. Opinarem non debatem. La opinión no se debate. Porque ése, es el principio del cuento de la vida. Termino ésto y deseo no ser juzgado. Sé que no va a suceder.

8 comentarios:

  1. Venga, te juzgo y te declaro culpable de tenernos encantados con tus escritos!

    Un beso!

    PD.- Ah, la condena es... seguir escribiendo, claro :-)

    ResponderBorrar
  2. Mer; JUAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!
    buenísimo, que oportuno.

    beso cruzando la orilla,

    ResponderBorrar
  3. llegué a juzgar, pero me encontré que ya te estaban juzgando, así que me uno a mercedes que juzga muy pero muy bien.

    uff, sereno, qué bien te quedó esto, la vida es así, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. y luego hasta en los sueños nos juzgan. muy buenas estas reflexiones para un comienzo de semana.
    besos besos

    ResponderBorrar
  4. Gracias Grettel, buen inicio para vos también.
    besos,

    ResponderBorrar
  5. Enchanté, mi buen amigo, pensaba hacerte justicia con mi comentario... pero debo ser breve, miss Godua anda impaciente por ver a su enamorado y yo debo hacer de chaperón. Au revoir.

    ResponderBorrar
  6. Caballero, la Clase ante todo...haga, haga, pero luego lo escribe eh.

    gracias por champagne de palabras.

    ResponderBorrar
  7. Si se juzga tiene que haber sentencia: culpable o inocente, bueno o malo, bonito o feo o regular...Yo intento no sentenciar. Pero hay cosas en las que no puedo ni quiero evitarlo como la tortura, la explotación, las guerras..juzgo, sentencio y los condeno a desaparecer de la tierra.
    Gracias por esta entrada, hace pensar.

    Un gran beso.

    ResponderBorrar
  8. Juana, entiendo el punto y coincido con vos. La idea del texto es estar más cerca de lo justo que de lo que enjuicia. Lo justo vive en el valor y lo juzgado en los papeles. Sentencio a los mismos que vos, a veces sin necesidad de juzgarlos.

    beso,

    ResponderBorrar

cuentame tus luces